Pura Martín manifiesta en el vídeo que presentamos en este post que «los audios comprometedores» sobre peticiones de dinero a empresarios fueron «la gota que colmó el vaso» e hizo saltar por los aires al grupo de gobierno de Arona.
Martín es concejal de Servicios Sociales, Mayores y Fiestas. Es concejal socialista desde 2015. Y forma parte del equipo de concejales que le ha retirado la confianza al alcalde de Arona (ha sido expulsado del PSOE pero está valiéndose de los tribunales para dilatar esa expulsión y permanecer en el cargo).
En el vídeo anterior, Dácil León (la concejal a la que el PSOE ha encomendado asumir la Alcaldía) avanzaba que el gobierno socialista que encabezaba José Julián Mena se rompió sobre todo por la mala influencia que ejercieron sobre él determinados agentes externos.
Los protagonistas de los audios y la cólera de Mena
Pura Martín pone nombre a algunos esos «agentes» que no forman parte del gobierno pero ejercen gran influencia sobre Mena (y gozan de su protección). En concreto, señala al abogado Felipe Campos y a la hermana del alcalde. Ambos son los protagonistas de varios audios en los que se les oye pidiendo dinero a empresarios por operaciones urbanísticas.
El fragmento que Luis García reprodujo en aquella reunión de grupo guardaba relación con una recalificación de suelo en Águilas del Teide. Campos pidió 50.000 euros en concepto de honorarios por gestionar la operación urbanística en el PGO y, si los terrenos eran recalificados, una comisión extra: el 5% de la edificabilidad del suelo.
La presencia de la familiar del alcalde en esa reunión y el trato cercano entre Campos y el alcalde, encendió las alarmas de parte del gobierno. Finalmente los empresarios no aceptaron la propuesta.
A principios de 2020, tras tener conocimiento de esos audios comprometedores, el exconcejal de Urbanismo (Luis García) reunió al gobierno para analizar el escándalo. Pura y la mitad del gobierno nos echamos las manos a la cabeza al escuchar parte de esos audios. Aunque no todo el equipo socialista reaccionó igual…
Mena se encolerizó. Le echó a García una bronca por su ¿falta de sigilo? No le sentó nada bien que ese tema se abordara en grupo. Consideró aquello como una traición. Según él, era algo que el edil de Urbanismo debía haber hablado con él a solas. Curioso si se tiene en cuenta que había prohibido al gobierno dirigirse a él directamente, sin pasar por su asesor absoluto.
Y parte del gobierno se alineó con él y embistió contra el entonces edil de Urbanismo por haber compartido el problema de las comisiones urbanísticas con todo el gobierno. En concreto, los ediles que se alinearon con Mena y reprocharon que aquello se analizara en grupo fueron Leopoldo Díaz Oda y Raquel García.
Y Mena les ha agradecido generosamente esa ¿lealtad? Basta mirar las macro concejalías que ambos concejales han pasado a liderar desde que el gobierno saltó por los aires.
Para la parte del gobierno que hemos acabado retirándole la confianza a Mena, la lealtad a un alcalde no puede suponer tragar ruedas de molino traicionando a la ciudadanía aronera, al Ayuntamiento y, además, nuestros principios.
La revancha del alcalde contra Luis García
Aquel día Mena terminó de enfilar a Luis García. Y mientras él y sus incondicionales insistían en mirar para otro lado, Luis y la mitad del gobierno insistíamos en que había que hacer algo para poner punto final al escándalo que estaba rodeando al Urbanismo. Al Urbanismo, al Ayuntamiento de Arona y al grupo de gobierno.
El escándalo siguió creciendo en gravedad… pero esos detalles los dejamos para otro capítulo.
En medio del tira y afloja del gobierno en torno a lo ocurrido, se produjo el confinamiento. Y los comprometedores audios iban circulando entre el empresariado, la ciudadanía y periodistas. Aquello era una bomba de relojería. No solo comprometía a la hermana del alcalde y a un abogado allegado a ambos, sino a todos los que estábamos amparando aquello con un silencio cómplice.
Y visto que Mena no movía un dedo en torno a lo que habíamos oído en los audios, al final del confinamiento Luis García los puso en conocimiento de Fiscalía. Sobre las conclusiones de Fiscalía en ese sentido también hablaremos un día de estos, que hasta en eso ha mentido Mena (y su clan).
La revancha de Mena por lo que consideró una ofensa, fue expulsar a Luis García del área de Urbanismo y del equipo de gobierno. Para colmo, justificó públicamente esa decisión vertiendo sospechas de corrupción contra García. Aunque nunca ha aportado pruebas… De hecho, las pruebas que hay apuntan a otro lado que nada tiene que ver con Luis ni con los ediles que le hemos apoyado.
La prueba clara es que le ofendió que trascendieran los manejos de su hermana y de un abogado externo muy cercano a él y a su súper asesor de confianza. Pretendía que García fuera cómplice de esos manejos guardando silencio. Y por extensión, que todo el gobierno fuera cómplice primero por ignorancia y luego ¿por lealtad?
¿Lealtad a quién o quiénes? ¿A su hermana y un abogado con el que había hecho migas? ¿Y por qué? ¿Su hermana y un abogado se ven expuestos por unos audios comprometedores que amenazan la imagen del Urbanismo y de todo el gobierno y lo leal es guardar silencio?
Por eso la mitad del gobierno cerramos filas en defensa de Luis, exigimos su restitución y que los asesores problemáticos del alcalde salieran del Ayuntamiento.
Situaciones extrañas
Pero como apunta Pura Martín en este segundo capítulo del documental grabado por Arona al Rojo para explicar qué pasó y qué está pasando en el gobierno aronero, «llevábamos tiempo viendo situaciones extrañas dentro del Ayuntamiento y en el propio alcalde».
Esas situaciones extrañas tuvieron más peso que la propia mayoría absoluta y que la gobernabilidad de Arona. Mena no mostró ninguna disposición de hacer lo correcto para reconducir el escándalo de los audios sobre comisiones urbanísticas que ponían en entredicho a su propia hermana y al abogado externo que solía acompañarle. Se negó de forma tajante a corregir la errada destitución de García. Y descartó rotundamente alejarse de sus cuestionables compañías y centrarse en recobrar la armonía interna de su equipo de gobierno.
Eso era lo que le pedíamos siete concejales (la mitad del gobierno aronero). Y también lo que le pidió el PSOE.
Frente a esos requerimientos, Mena se puso chulo (e irresponsable) y se afanó en proteger su derecho y el de sus agentes externos protegidos a hacer lo que les viniera en gana. Aunque eso implicara romper su gobierno, perder una mayoría absoluta y pasar por encima de su partido.
Si quieren ahondar en lo expuesto por Pura García en su vídeo y en este post, pueden repasar las publicaciones de Arona al Rojo en la sección Qué Pasó.