Las insidias de Nicolás, el asesor que convirtió un gobierno en peli de terror

- Para sentirse poderoso, Nicolás Jorge nos intentó someter con normas oscuras y con castigos terroríficos.

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La película de terror que vivimos en el Ayuntamiento de Arona.

Insidias, burlas, broncas, faltas de respeto, humillaciones, injerencias… ¿Que por qué siete concejales socialistas de Arona pedimos hace un año que el asesor de Alcaldía Nicolás Jorge saliera del Ayuntamiento de Arona como condición sine qua non para mantener la mayoría absoluta que habíamos logrado en 2019?

Por perlitas como esas. Nicolás primero se afanó en abducir con adulaciones y temores al alcalde, José Julián Mena, hasta conseguir incluso más poder que él. (Eso lo conté en el primer capítulo de esta historia: Nicolás Jorge, el asesor que marcó el principio del fin de la mayoría absoluta).

Cuando logró ese propósito, con Mena prácticamente convertido en una marioneta a su merced, su siguiente meta fue someter al equipo de gobierno.

O seguíamos sus instrucciones al pie de la letra y le rendíamos pleitesía, o viraba a al alcalde contra nosotros y sufríamos represalias (al alcalde y a otros concejales y cargos de confianza si se le antojaba).

Detallo parte de las normas no escritas que nos intentó imponer Nicolás Jorge para que se hagan una idea del insoportable, humillante, marrullero y absurdo régimen cuasi sectario que intentó imponernos.

LAS NORMAS OSCURAS DE NICOLÁS

  • Primero: Prohibido hablar con el alcalde directamente. Todo debe pasar a través del filtro de Nicolás Jorge. Si intentábamos saltarnos la instrucción, Mena nos indicaba que con él no debíamos hablar, que «despacháramos» con su asesor.
  • Segundo: Si al exponerle los asuntos que debe transmitirle al alcalde, nos da alguna instrucción, hay que acatarla. (Con lo que ya no era que ejerciera de intermediario entre los concejales y el alcalde, sino que suplantaba al alcalde en la toma de decisiones, en la dirección de las políticas y en el rumbo del gobierno).
  • Tercero: Si Nicolás nos llama, hay que acudir con premura y acatar lo que diga o pida. (Que estuviéramos o no de acuerdo daba igual, porque no cabía apelar ni al alcalde ni a nadie, ni supuestamente, tampoco desobedecer al asesor absoluto).
  • Cuarto: Obligatorio reírle la gracia a Nicolás (literalmente, aunque sus chistes no te hagan gracia).
  • Quinto: Obligatorio firmar los reparos de legalidad del alcalde (o sea, asumir la responsabilidad de sus gastos con advertencia de ilegalidad del área de Intervención).
  • Sexto: Obligatorio acatar que en las facturas dudosas del alcalde apareciera tu nombre en vez del suyo (por ejemplo, el pago de comilonas de lujo con sus padres, mujer e hijas y tíos las teníamos que firmar como si el dispendio fuera nuestro).
  • Séptimo: Si Nicolás decide tomar represalias contra otro concejal, técnico, trabajador, empresario o vecino, hay que consentirlo, secundarle e incluso participar en una trama siniestra si lo estima conveniente. (Daba igual que estimaras que se estaba cometiendo una injusticia).
  • Octavo. Si Nicolás decide imponernos un segundo intermediario o indica que debemos plegarnos a alguien, hay que acatarlo. Se tratara de su mujer, de un abogado externo, de un empresario o de quien él estimara.
  • Noveno. Prohibido destacar en la gestión de las áreas. Siempre que hiciéramos algo bien o tuviéramos que ver con alguna concesión (una ayuda, una subvención, un permiso, una licencia…) debíamos decir que simplemente actuábamos por orden del alcalde. Y entre técnicos y personal, por orden/mérito de Nicolás. Si recibíamos algún halago o reconocimiento, Nicolás nos imponía pena por alta traición.
  • Décimo. Prohibido ser apreciado entre la ciudadanía. No vale ir a un acto, o simplemente por la calle, y que saluden más a un concejal que al alcalde. Eso también es alta traición.
  • Undécimo. Prohibido subir puestos en las encuestas de popularidad y valoración ciudadana. Para Nicolás Jorge eso es indicativo de que le haces o le puedes hacer sombra al alcalde, y entras en su categoría de traición.
  • Decimosegundo. Prohibido que se baraje tu nombre en las listas al Cabildo o al Gobierno canario. Eso es indicativo de que estás destacando y por tanto, de alta traición.
  • Decimotercero. Prohibidísimo escuchar directamente esas ofertas para ir en listas socialistas insular o autonómica. Aunque no supieras de antemano lo que te iban a proponer y aunque rechazaras la propuesta o plantearas que cualquier decisión al respecto la tomarías en consenso con Mena. Porque como ni siquiera vale que se baraje tu nombre…
  • Decimocuarto. Prohibido que se difundan fotos de concejales en medios de comunicación o redes sociales sin el alcalde, aunque sea por iniciativa unilateral de alguna asociación, club o vecino.
  • Decimoquinto. Eso sí, si te ordenan que salgas en medios en defensa del alcalde o para atacar a alguien, debes obedecer sin chistar.
  • Decimosexto. Prohibido tener una relación de amistad estrecha con otros concejales. Eso te hace fuerte y puede derivar en confabulación contra el alcalde o Nicolás, con lo que es una traición potencial.
  • Decimoséptimo. Prohibido tener iniciativa propia. Cualquier gestión, reunión o decisión debe ser autorizada previamente por Nicolás.

Una película de terror

Esa especie de decálogo de obligaciones y prohibiciones empezó a perfilarse durante nuestro primer mandato de gobierno, un año después de que Nicolás fuera contratado (o sea, a partir de 2017). Pero fue tras conseguir mayoría absoluta (2019) cuando el asesor oscuro se vino arriba del todo con sus ambiciones, imposiciones e insidias.

Ya no era solo que Mena se convirtiera en su marioneta. Sino que pretendía que todo el equipo de gobierno nos convirtiéramos en sus peleles. En seres invisibles, sin voz, ni voto, ni criterio propio. En meros ejecutores de los caprichos y neuras del asesorcillo que quería sentirse poderoso.

Las normas también se fueron aplicando en gran medida al personal del Ayuntamiento, e incluso a empresarios. Aunque al equipo de gobierno nos las quiso imponer de forma manifiesta, sin disimulos ni sutileza.

Cuando nos dimos cuenta, nuestro gobierno se había transformado en una película de terror. Terror de verdad, del que provoca pesadillas.

Porque infringir cualquiera de las obligaciones o prohibiciones citadas (o simplemente que Nicolás estimara que las habías infringido o tuvieras predisposición para hacerlo), era motivo para que desplegara sus artes más siniestras.

Reproches, broncas, burlas, insidias, chismes…

Sus castigos iban desde reproches y broncas (alguna vez con gritos), hasta burlas en público. Curiosamente, uno los reproches más repetidos era que tal o cual buscaba protagonismo (curioso viniendo de Nicolás Jorge con el aval del alcalde al que había hecho creer que era ministeriable).

O, en los casos de supuesta traición según las reglas nicolasistas, pasabas a ser supuesto merecedor de terribles campañas de descrédito.

Daba igual hacer creer que habías traicionado al alcalde, que inventar críticas para enemistarte con un compañero o urdir una infidelidad para hacer tambalear un matrimonio. Una vez que el asesorín te ponía entre ceja y ceja, entraba en un todo vale.

Las insidias, rumores y chismes maliciosos contra miembros del equipo pasaron a ser cotidianos. Y en el caso de las mujeres, su ensañamiento llegaba a resultar absolutamente repugnante (aunque no con todas se atrevió a ir de frente). Machismo, misoginia… no sé ni cómo definirlo.

Llamarlo lengua ruin y marrullero, sería quedarme corto. Logró que la armonía entre nosotros se transformara en desconfianza y recelos. Esa es la forma en que los mediocres se hacen fuertes.

Nicolás Jorge estaba en su salsa.

CONTINUARÁ

2 COMENTARIOS

  1. Huy lees esto y parece la historia de reyes – abobados- y regentes malvados.
    Me recuerda esta historia a la de los personajes totalitarios, con grandes paranoias de grandeza y divinidad sectaria…
    Como Rasputín. O el gran inquisidor Torquemada.
    Da miedo leer esto

  2. Da vergüenza escuchar esto de unos concejales que hace nada veían toda esta trama y no hacían absolutamente nada ni lo sacaban a la luz. Solamente me da absoluta vergüenza tanto por parte de Mena como por la de ustedes. El PSOE ha sido una decepción para Arona.

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